nació en Miranda de Ebro el 26 de marzo de 1959 y murió en S'Arracó el 9 de noviembre del 2015.
Llegó a Mallorca, procedente de Ferrol, en un barco de guerra en enero de 1978. Era mecánico. Su primer destino fue la Base Naval de Sóller y a continuación pasó a la Base de Porto Pí, junto con siete Dragaminas más.
Vivió la última "batalla" en defensa de la Dragonera, e inmediatamente sintió empatía con aquellos jóvenes; en el año 1981 se dio de baja de las Fuerzas Armadas alegando “falta de espiritu Militar”. Pasó a la vida civil, se matriculó en la escuela de náutica y decidió fijar su residencia en Mallorca y hacerse mallorquín. Se instaló en Cas Concos (Felanitx) y hacia el año 1984, de la mano de su amigo Manolo, recaló en S'Arracó, donde paso el resto de su vida.
Mientras estudiaba náutica se despertaron sus inquietudes creativas, empezó a diseñar y crear objetos, juguetes y joyas, creando muchos de ellos con materiales reciclados. Formó parte de la Coral Municipal de Andratx, e ilustró con diversos dibujos el libro que se editó con motivo del décimo aniversario de la coral en el año 2000. Actualmente estaba preparando las ilustraciones para el veinte aniversario.
Con la Banda Municipal de Andratx tocaba el trombón de varas;
como percusionista formó parte de la Agrupación Folklórica Aires d'Andratx, y también de la banda de Xeremiers Ciutat de Mallorca.
Fue miembro fundador de la Asociación Cultural Caparrots de S'Arracó, y restauró las figuras de los Caparrots. En estos últimos años esta asociación se esta encargando de dinamizar las fiestas populares y recuperar tradiciones locales.
Además, fue colaborador en las actividades del Consejo Parroquial y del pequeño coro.
Gran amante de la naturaleza y apasionado por la agricultura ecológica, enseñó durante siete años a los niños del Colegio Público Els Molins de S'arracó.
Dentro de su experiencia autodidacta en la percusión, en el año 2000 tomó contacto con el Maestro africano Seydou Sissokho y empezó a tomar clases de Djembé. En el año 2001 viajó al continente africano por primera vez, y dos años después regresó a Senegal, con su compañera, Marga Ferrà. Fue en su tercer viaje cuando una persona de allí, que conocía sus actividades agrícolas ecológicas, lo llevó a un colegio de Dakar para que les orientara a la hora de hacer un pequeño huerto escolar. (Colegio público de primaria El Hadjíi, en el barrio de La Gueule Tapée de Dakar.) Regresó muy sensibilizado y pensó en el deber de hacer algo más por ellos. En una actividad musical celebrada en S'Arracó recaudó 600 euros, y ya en el año 2007 regresó con esa pequeña ayuda, grande para ellos. Su idea durante este último año de su vida era retomar el proyecto, seguir ayudando y contagiar a otras personas para que la ayuda sea más completa y eficaz. Con este fin, vendía plantas los sábados en el mercado de S’Arracó. Su estand, rebosante de plantas, reflejaba su creatividad, y fue un punto de referencia para los niños de la aldea, que aprendieron con él cómo hacer tambores de calabazas flotando en el agua, o crear juguetes sencillos con palos y cuerdas. Fue un hombre que nadie en el pueblo olvidará.
El periodista y fotógrafo Lorenzo Gutierrez dice:
“Tenía una seriedad en el semblante y una ancestral manera de entender la vida, de profundas raíces castellanas, con convicción al hablar y respeto por la tierra, la gente y sus costumbres. Como no había visto a un mallorquín antes en su vida no dudó en vestirse de payés y en apuntarse a recuperar tradiciones como el "joc de s'embutat", tocar el tambor haciendo de "xeremier" o impulsar un huerto para que los pequeños aprendieran a cultivar la tierra, intentando compensar un escalón que se había producido en la transmisión de conocimiento de padres a hijos. Lo veías siempre en cualquier celebración popular, de juegos, de bailes, de música, y era muy gracioso ver a un mallorquín hablando con un profundo acento y léxico burgalés, entusiasmado con todo lo que le rodeaba.
Te echaremos de menos, Maxi.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario